miércoles, 24 de septiembre de 2014

Parte 6

Esto no me podía estar pasando a mí. Seguía sin poder procesar la información.

En menos de 10’ se había formado un caos total.

-Aïsha atenta- me avisó Fulanita.

- Yo creo que sería mejor entrar desde fuera directamente en la sección de ingeniería- dijo Jericó.

- ¡Ya he dicho que no es una opción! No tenemos suficiente tiempo para hacerlo. Además, ahora que todas las puertas están abiertas se despresurizaría la nave entera y eso provocaría muchos daños- oí que decían por el comunicador. Por lo obvio, deducí que se trataba del capitán.- Todo daño que haya será descontado de la suma final, así que repito y espero que quede bien claro: NO es una opción.

Y en ese momento se fue la comunicación.

‘Por dios santo, que idiota más grande’ pensé bastante molesta.

Miré un poco a mí alrededor y el panorama era digno: Ramírez estaba notablemente shockeado; Jericó tenía un buen cabreo, pero sabía que debía obedecer; y Fulanita estaba ocupada curando a Sergio. No encontraba a Levon así que supuse que estaría en el panel de control

- Vale, chicos- empezó Jericó- Iremos a la sección de ingeniería Ramírez y yo, pero necesito que uno de los ingenieros venga conmigo.

‘No puede ser verdad’ Solo de pensar meterme en ese pasillo oscuro, repleto de bichos deformes increíblemente fuertes se me helaba la sangre.

En ese momento asomó la cabeza de Levon por el pasillo.

- Yo iré- dijo Levon antes de que yo pudiese replicar nada.

-Bien, iremos en Ramírez y yo adelante y atrás respectivamente para cubrir los flancos- explicó Jericó y acto seguido comenzaron a armarse.


‘Dios mío donde me he metido’ pensé viéndolos salir por la puerta.

lunes, 4 de agosto de 2014

Parte 5 (Aïsha)

En cuanto comenzamos a oír los disparos, Fulanita, Levon y yo nos pusimos en estado máximo de alerta, pensando a toda velocidad.

En cuestión de segundos Levon encendió la luz y las cámaras para ver el combate entre un ser y Sergio, al que estaban desgarrando sin ton ni son.

No sé si fue pura casualidad, que desvié la vista hacia otra cámara y vi a uno de esos seres salir de un conducto de ventilación, trepar por el techo y volver a introducirse en el siguiente en dirección a la cabina de mando.

En ese preciso instante todos mis sentidos se pusieron en máxima alerta y se me erizó hasta el último pelo de la cola.

-¡Una de esas cosas viene hacia nosotros!- fue todo lo que alcancé a decir antes de echar una vista rápida por el puente y encontrar una rendija.

En apenas 3 segundos ya había desenfundado mi pistola y había sacado las garras en dirección a la rejilla. Al momento se unió Fulanita cubriendo el otro flanco y Levon, con destornillador en mano, trepó hacia ella para asegurarla.

En cuanto terminó y se retiró, pasamos alrededor de cinco minutos en absoluta tensión apuntando a la rejilla ya que todos los que tenían experiencia en el combate ahora mismo estaban en el pasillo transportando a un compañero herido.

En cuanto entraron los del pasillo empezaron a intentar ayudar a curar a Sergio.


En lo único que podía pensar yo era: ‘¿Qué demonios ha pasado?’

Parte 5 (Ramírez)

Estábamos examinando los restos de robot que parecía de combate. En ese momento solo podía pensar en una sola cosa: ‘¿Qué demonios hacía un carguero tan grande perdido en medio del espacio transportando esta carga tan sospechosa?’

Estaba sumido en mis pensamientos cuando de repente escuché un ruido proveniente de por encima de nuestras cabezas. Apenas me dio tiempo a reaccionar cuando vi una sombra, más o menos de nuestra estatura, salir de una rendija y trepar por el techo solo para abalanzarse sobre Sergio.

En apenas 5 segundos le había alcanzado y desgarrado el hombro de un zarpazo. Eso me hizo reaccionar y sacar mi pistola y mi cuchillo. Un grito de Jericó me hizo saber que también tenía problemas por su parte.

Le pegué dos tiros a bocajarro, que provocaron que saliese un líquido verde fluorescente del hombro y cabeza del ser que tenía ante mí.

Al mismo tiempo que yo disparaba, otro ser muy similar al que tenía delante se abalanzaba otra vez sobre Sergio y le desgarraba el pecho.

‘¿Pero qué es esto? ¿Qué está pasando?’ No podía parar de repetirme a mí mismo mientras disparaba todo lo rápido que podía.

Cogí aire cuando por fin vi al ser desplomado sobre el suelo en medio de incontrolables convulsiones. Entonces fue cuando empecé a examinarlo de cerca.

Era parecido a un insecto, más concretamente a una mantis, aunque su cabeza era exageradamente alargada hacia atrás, tanto que acababa en punta. Tenía seis extremidades: cuatro a modo de brazos y otras dos a modo de piernas, todas acabadas en garras totalmente afiladas.

Su cuerpo estaba cubierto con algo parecido a placas naturales, que tenían aspecto más rígido. Su color era oscuro y mate, aunque con la oscuridad no sabría identificarlo.

El ser, de repente, movido por un espasmo, escupió un líquido esta vez amarillo fluorescente, que a los pocos segundos empezó a humear y a derretir el suelo.

Eso me hizo salir de mis pensamientos y correr en ayuda de Sergio, que yacía en el suelo sin conocimiento y con respiración entrecortada.

Lo cargamos entre Jericó y yo y volvimos en silencio hacia la cabina de mando. En algún momento escuchamos de nuevo ruidos en los conductos de ventilación y llevamos nuestras manos a las armas, pero nada pasó.


Ya sabíamos qué es lo que había matado a los tripulantes.

lunes, 19 de mayo de 2014

Parte 4

 Al entrar a la nave, el silencio predominaba sobre todo lo demás. Las luces estaban apagadas y había un ambiente bastante siniestro, que me erizó hasta la punta de la cola.

Entramos en posición defensiva: los más expertos en combate delante y los técnicos y la médico por la retaguardia. En un estado de absoluta concentración en lo que nos rodeaba, empezamos a examinar el puente de mando. A la derecha había un par de salas que examinamos y no pareció haber nada; además de los mando de la nave. A la izquierda había dos puertas con manchas de sangre por todas partes.

Se me heló la sangre. 'Aquí ha debido de haber una carnicería'. pensé 'Sea quien sea que haya estado sangrando así seguramente ha muerto'

Procuré no seguir pensando en ello y me dirigí a los mandos. Entre Sergio, Levon y yo conseguimos hacer un chequeo de sistemas. La nave estaba funcionando con la energía auxiliar, de la que quedaba tan solo un 0'5% (4 horas). Había daños a lo largo de todo el pasillo y los motores estaban apagados. Para reactivar el sistema de energía principal había que activar los motores manualmente en la sección de ingeniería.

- Debéis activar los motores para tener energía suficiente como para llegar a la estación minera, y necesitamos conectarlos desde la sección de ingeniría. Para llegar a la sección de ingeniería debéis atravesar el pasillo. Todas las puertas están cerradas, pero se pueden abrir manualmente; y las luces del pasillo están apagadas. Las cámaras están apagadas. Si queréis ser sigilosos, no deberíamos activar nada. Aunque mantenednos informados de toda novedad.- explicamos entre Levon y yo.

- De acuerdo.- dijo Jericó.- Iremos a la sección de ingeniería Ramírez, Sergio y yo.

Jericó cogió sus habituales dos pistolas con mira láser, Ramírez se armó con un cuchillo y una pistola y Sergio con una escopeta. Todos cogieron una linterna para manejarse por los pasillos sin ser descubiertos.

Ya la avanzadilla preparada, se decidieron por abrir la puerta derecha. Entraron en el pasillo en el más absoluto silencio y cerraron la única salida tras de sí. Ya no había vuelta atrás.


Al cerrar la puerta, yo me giré y decidí buscar información general sobre el carguero, por si podía averiguar lo que les había pasado a los tripulantes.

Me puse manos a la obra y me quedé totalmente absorta hasta que empecé a escuchar por el comunicador a Sergio:

- ¡La leche! ¡Es una pierna de robot!- dijo con más espanto que sorpresa.- Y parece un modelo Tyrano.

- Pues sí, yo diría que lo es.-corroboró Ramírez.

- En todo caso, ¿qué hace un robot, además humanoide, en la frontera de la RFP? Están más que prohibidos.- dijo Jericó.- Bueno, en todo caso, sigamos, ya solo nos faltan tres pasillos.

En ese momento, encontré más o menos lo que buscaba.

- Eh, los del pasillo, he encontrado algo de información. Hay un contenedor despresurizado, que contenía material para la estación minera. También hay otra cosa extraña. El cajón relativo al despresurizado tenía unos niveles de energía por encima de lo normal y no está conectado al sistema de energía principal, lo que se traduce por que se ha quedado sin toda esa energía. Tened cuidado.

- Vale. ¿Mas o menos cuánto nos falta para llegar a ese contenedor?- preguntó Ramírez

- Es el segundo en el siguiente pasillo.

Prosiguieron el resto del camino en silencio y yo me distraí en seguir buscando información.

Por los comunicadores se escuchó la puerta abrirse y la linterna deslizarse nada sigilosa para examinar el terreno.

- Aquí está el resto del robot de antes… ¡eh! ¡AH! – fue lo último que se escuchó antes de una buena ráfaga de disparos.


En los instantes que vinieron después supe por qué no quería entrar en esa nave.

miércoles, 23 de abril de 2014

Parte 3


Conforme nos íbamos acercando, el cóctel de sensaciones se hacía más intenso. Era una mezcla de miedo, curiosidad y expectación. Aunque la necesidad de salir corriendo de allí cada vez se hacía más fuerte.

Cuando estábamos a una distancia algo menos lejana, pudimos apreciar que la nave era unas 200 veces la nuestra, y eso intimida un poco. Mucho.

'Tranquilízate, no va a pasar nada, seguro que ha sido una simple avería del motor y nada más'. Esto último no me lo creía ni yo, pero todo por relajarme un poco. Me estaba poniendo demasiado nerviosa. Quizás fuese demasiado pronto para haber vuelto al espacio.

'Pero ya estás aquí, no puedes volver' me dije cerrando los ojos e inspirando profundamente. 

Bastante antes de lo que me gustaría para poner mis pensamientos en orden 

-¡Ramírez! - dijo por el comunicador emocionado- acércate con el caza y haz un vuelo de reconocimiento.- el capitán se giró en redondo y se dirigió a nosotros- El resto, cada unos a su respectivo puesto,-ordenó más calmado el capitán- y no quiero ninguna clase de queja.

El caza mosquito que pilotaba Ramírez comenzó a acercarse, aunque a la misma vez, tenía las armas preparados por si ahora resultaba ser hostil.

-Capitán, me estoy acercando. Espero órdenes.- sonó por el intercomunicador.

-Sigue avanzando, piloto.-dijo el capitán- Avísanos de todo lo que veas.

-Parece que la nave entera está en modo ahorro de energía, pero tiene algunas luces encendidas.-comenzó a informar nuestro piloto.- Los motores están apagados. Voy a dirigirme hacia la unidad de acoplamiento.

-De acuerdo.-dijo el capitán expectante.

Esos minutos que pasaron hasta que volvió a sonar el intercomunicador fueron de un total silencio. 

-Señor, creo que veo algo. Parece hay acoplada una cápsula de lanzamiento que parece ser de fabricación...Marbagán- esto último lo dijo con algo de miedo, seguramente de ser asaltado en ese momento por esa especie de piratas- aunque seguramente no sea nada, no tiene ninguna insignia característica de los clanes Marbaganes.

Eso solo podía significar una cosa, no estábamos solos y lo que sea que había entrado en la nave, dudo que fuese amistoso. El capitán parece ser que ignoró esta posibilidad.
-Muy bien- comenzó a decir el capitán- Como hay una nave ya acoplada, no podemos acoplarnos nosotros, así que debemos pensar en lo que vamos a hacer.

La siguiente media hora estuvimos discutiendo lo que íbamos a hacer. Y en ese lapso de tiempo el caza volvió a la nave. Nos planteamos entrar por la entrada de ingeniería, pero el capitán pidió silencio en un momento dado.

- Bien, he pensado que podemos desacoplar la cápsula Marbagán, introducirla en la nave, y luego acoplar un momento la nuestra para que un grupo de personas entren en la nave, aunque uno deberá quedarse.-explicó (parecía que más que para nosotros para el mismo)- Jericó, tú desacoplarás la cápsula del carguero manualmente. El resto, cuando Jericó haya vuelto, entraréis con él en la nave por el puente y yo me quedaré dentro de la nuestra por si hay un ataque externo.

- Pero... si usted se queda aquí, ¿cómo nos organizaremos ahí dentro?- dije yo.

No me parecía nada bien que él se quedase al margen del peligro. Era egoísta. 'No me volveré a subir en esta nave' me dije mentalmente.

- Jericó estará al mando si perdemos la comunicación entre las dos naves.- concluyó el capitán de pensarlo un rato.

La nave despedí un aura extraña y siniestra. Quizás fuese solo mi imaginación o la ansiedad. El caso es que no quería entrar ahí dentro.

Pero no había vuelta atrás.

Me coloqué un traje de vacío y cogí todo mi equipo. Los ex- militares se armaron hasta los dientes, pero yo, con mi ASH 4, iba más que sobrada.

Con todo el equipo encima, esperamos a Jericó para entrar a la señal del capitán.

jueves, 17 de abril de 2014

Parte 2

-Yo creo que deberíamos ir- dije mientras mi boca se abría en un enorme bostezo.

Habíamos comenzado a hablar sobre el trabajo y hubo un momento en el que nos desviamos del tema y terminamos en mi habitación del motel de madrugada Jericó, Anna y yo arreglando la galaxia y contando batallitas mientras Ramírez roncaba. Mark dormitaba cerca de Anna y esta le hacía mimos en el pelo. No estaba muy atenta a la conversación.
Jericó me estaba contando algo de un trabajo en un planeta desierto, pero no lo entendía muy bien porque ya llevaba un par cervezas encima y balbuceaba. Así que volví al tema inicial.

- Claro bichejo, pagan bastante bien y parece muy sencillo- dijo Jericó mientras ladeaba la cabeza.

- Pues perfecto, porque nos acaban de mandar la confirmación- dije con sueño y haciendo una pasa para un bostezo de nuevo.- Deberíamos irnos a dormir.

Y de esta forma, acabamos en el puente de la estación orbital. Me alegró mucho ver junto a nosotros al chico sonriente de la entrevista, que se veía muy emocionado de nuevo; y un Crompter muy dicharachero. Parecía ser que todos nosotros seríamos la tripulación de la nave que se hallaba frente a nosotros, y en frente de la puerta de la misma, se hallaba un hombre que debía ser nuestro capitán. Se presentó como Capitán Morgan.

El capitán era un hombre algo mayor que el resto que la tripulación, pero no por eso imponía menos. Tenía el pelo algo cano, la tez oscura y unas manos fuertes. Todo indicaba a que se trataba de un piloto. Aunque tenía la peculiaridad de manejar un puro con una habilidad hipnótica y que movía en la boca conforme hablaba.

Nuestra nave resultó ser uno de los cargueros modificados. Su nombre era ‘La Sonriente’ y parecía que el capitán le tenía bastante apego.

Iba equipada con una enfermería algo pobre, aunque asombrosamente rápido el capitán consiguió un Quirófano de Campaña. También consiguió más armas a petición de Jericó y Ramírez y unos repuestos (en caso de emergencia) para la sección de ingeniería. Se veía que este hombre podía manejarse.

Después de un larguísimo día de comprobaciones en la nave (no nos fiábamos un pelo), estuve conociendo a mis compañeros en la sección de ingeniería: conseguí hablar con el inaccesible Mark y el chico sonriente me dijo que se llamaba Levon,  Me pareció alguien con unas enormes ganas de nuevas experiencias y su actitud me dio ganas de continuar el viaje. 'Nada va a salir mal' me dije a mí misma con nuevas fuerzas. Este chico sabe sacar la optimista que llevo dentro.

Despegaríamos a primera hora del siguiente día, así que todos acordamos irnos a dormir a nuestros respectivos alojamientos. Los viajes por el espacio son especialmente agotadores y son mucho mejor si se pasan dormidos, pero no es un sueño agradable ni mucho menos.

Al despertarme a la mañana siguiente sentí que el cansancio invadía todo mi ser. No tenía ganas de montarme en una nave, y menos estar tres meses en el espacio buscando un maldito carguero. ¿Qué le habría pasado a la nave?

Superándome a mí misma, me levanté de la cama de un salto y me fui a vestir con mi mono de técnico. Al menos tengo compañeros con los que pasar el rato.

Después de saludar a todos y del embarque, no recuerdo nada hasta nuestra llegada al campo de asteroides. Los saltos espaciales me dejaban especialmente K.O. Eran más de varios días buscando en un montón de pedruscos que podían venirse encima de ti en cualquier momento.

Durante las primeras ocho horas, el puesto de ingeniería lo estuvo cubriendo Mark, los sensores de detección Anna, a los mandos estaba el capitán y en nuestro caza mosquito se encontraba Ramírez.

Habríamos revisado unos 14 posibles puntos, cuando de pronto empezó a oírse revuelo en el puente. Empezamos a escuchar a Ramírez por el comunicador.

-¡May day! ¡May day! ¡Estoy perdiendo el control! ¡He chocado contra un asteroide! ¡MAY DAY! ¡MAY DAY!- conforme iba pronunciando cada, palabra se notaba más el nivel de su miedo e histeria.

Fuimos lo más rápido que pudimos hacia la sección en la que se encontraba y recogimos el caza. Cuando abrimos la carlinga del caza, el rostro de Ramírez estaba marcado por la angustia y el estrés. Estaba sudando a chorros y apenas podía articular una palabra, aunque apenas tenía un rasguño.

Aunque por otro lado, el ala derecha del caza tenía un boquete de considerable tamaño. El asteroide había impactado contra el ala del caza y la había destrozado.

-Arregladlo cuanto antes, necesitamos el caza.- dijo el capitán mientras se dirigía al puente de mando a comprobar que todo siguiese en orden.

Suspirando llamé a mis compañeros de la sección de ingeniería para que viesen nuestro nuevo problema. Estuvimos 4 horas trabajando sin parar en el caza revisando los sensores y sistemas auxiliares. Pero cuando terminamos no tuvimos un respiro.

- Mark, Anna y yo descansaremos- empezó a decir el capitán- Aïsha tú ocuparas los controles de la nave, Levon a la sección de ingeniería y Jericó a los sensores.

- Sí señor- dijo Levon cuadrándose de hombros. Jericó se limitó a asentir y a dirigirse hacia su sección.

-Pero señor…-comencé a decir- yo no sé muy bien…

-No quiero quejas, ingeniera. Aquí mando yo y no quiero que nadie me discuta- respondió cortante- y tú Ramírez, al caza.

En ese momento la cara de Ramírez empalideció, aunque obedeció al capitán sin rechistar. Yo me puse a los mandos de la nave a regañadientes. La verdad es que nunca había pilotado una de verdad, solo en los simuladores. 

Revisamos 3 puntos más sin novedad, aunque al  acercarnos al 4º punto hubo novedades.

-¡Hey, creo que ahí hay algo!- dijo Jericó desde los sensores- ¡Me parece que hemos encontrado la nave!

Había aparecido un gran punto en el radar, pero Jericó nos ha mencionado dos puntos. 'Qué raro' me dije para mí misma. Seguramente serían las horas del viaje.

-Recoge al caza y acerquémonos hasta contacto visual- dijo casi presa de la emoción el capitán.

No me extraña, eso significaba que el sueldo que nos entregarían se dispararía.


Parecía que habíamos rescatado la nave, pero no paraba de preguntarme por qué o cómo podía estar allí, en uno de los cuadrantes menos probables. ¿Y los dos puntos? Jericó casi nunca perdía la concentración. Algo no iba bien pero no terminaba de comprender el qué. 


miércoles, 16 de abril de 2014

Parte 1

Por el camino no perdí el tiempo. Me dediqué a buscar información sobre la ‘Coorporación Minera Nexus’, la compañía que solicitaba el rescate.

Fue fundada hace 50 años en el subsector Lymet, en el límite de la R.F.P. y la U.P.G; y ha tenido un crecimiento progresivo desde entonces. Hace unos 15 años esta coorporación compró un sistema (también en Lymet) llamado HGNOTE. Es un sistema estelar de dos soles, uno grande y otro pequeño que gira a su alrededor; dos gigantes gaseosos; y varios cinturones de asteroides. Tiene un complicado equilibrio gravitacional debido a que el sol pequeño no describe una órbita elíptica, sino que va trazando un órbita en forma de esfera. Se cree que antes poseía varios planetas sólidos, pero debido a la fuerza gravitacional que hacen los soles, colisionaron entre sí.

No había nada más disponible por la red, así que empecé a poner en práctica mis habilidades de hqcker. En unos diez minutos, había conseguido casi toda la información necesaria.

La compañía necesitaba rescatar un Carguero clase Atlas. Era de un tamaño considerable y constaba de una estructura en forma de cruz en la que se acoplaban y desacoplaban sus 60 contenedores. Había desaparecido en algún momento entre 1 mes y medio y 2 meses.

Necesitaban tripulación para completar 10 naves; 3 naves de rescate, 4 patrulleras de largo alcance y 3 cargueros con modificaciones de última hora.


Esto último no me sonaba precisamente bien, aunque la verdad es que así logré matar un poco de tiempo.

Cuando llegué al lugar de la cita, había unas 200 personas, pero no tardé en reconocer a mis antiguos compañeros de viaje.

-¡Mira qué encontrarnos aquí otra vez! - les saludé- Después de todo siempre volvemos a las naves.

El espacio era un lugar muy grande, pero tiene la extraña costumbre de unir a aquellos que están predestinados a ello. Se dice que una vez has estado ahí fuera, ningún planeta sería suficiente. Pero eso es solo para los románticos, y no había muchos por aquí.

-Va a ser que sí.-me respondió rápidamente el piloto, mirando hacia todos lados desconfiado.- aunque seria genial que esta vez estuviéramos más tranquilitos.

Ramírez era un humano de edad media, con el pelo castaño y los ojos marrones. Tenía la piel algo morena y no medía más de 1’70. Solía ir despeinado y era bastante despistado, y sobre todo, tenía un sueño profundísimo. Los pilotos nunca habían tenido fama de estar muy bien de la cabeza, y Ramírez tenía ese aire de que le faltaba algo en la mollera característico de su profesión.

-¡Qué bien que estamos todos juntos! - exclamó Anna con júbilo.

Anna también era humana, pero ella era bastante distinta a Ramírez. Era nuestra médico de a bordo. Tenía el pelo rizado y pelirrojo, con una tez pálida, casi blanca; y los ojos verdes. Era bastante atenta y simpática, y solía estar concentrada en su trabajo. Me parece bastante curioso cómo hay tantos humanos en la galaxia y tan distintos.  

En ese momento, me percaté de que alguien más estaba presente en la conversación y no lo conocía. Era un chico con la tez algo azulada y el pelo castaño, se le veía algo tímido y reservado.

- Hola, soy Aïsha, ¿podría saber tu nombre?- dije mientra tendía una pata en su dirección.

-Eh... me llamo Mark.- dijo con una mezcla de asombro e incomodez en el rostro.

Viendo que no me diría nada más, le apoyé la mano en el hombro e hice uso de mi telepatía. No es algo común entre los Lixnels y no es algo que podamos hacer con facilidad. Mi poder es muy básico y solo me permite leer la mente de alguien durante un periodo muy corto de tiempo, pero bastó para asegurarme de que no era nadie peligroso y que venía con Anna.

Estuve un buen rato compartiendo de cháchara casual con mis compañeros y luego pasamos a hacernos unas entrevistas. Justo antes de mi pasó un chico muy campechano y con una gran sonrisa en el rostro. Me llamó especial atención la pureza de esta. 

' Qué felicidad solo con una entrevista' pensé sonriendo para mí y eso renovó algo mis energías.

Al salir de la entrevista, me sorprendió bastante ver ahí a mi colega cazarrecompensas. Siempre (y cuando digo siempre es siempre) acabo metiéndome en líos gordos con él.

-¿También buscando algo de trabajo?- le pregunté.

-Sí, bicho, y me temo que tú también- dijo de mala gana al mismo tiempo que entraba a la sala de la entrevista.

-Yo también me alegro de verte- le respondí con una sonrisa de medio lado.

Jericó es bastante peculiar. Todo lo que sea 'No-humano' (incluso a veces los de su propia especie que tengan rasgos extraños) lo considera un ser inferior. No es algo que entienda pero cada persona con lo suyo. Normalmente este rechazo se manifiesta con motes como 'bicho' o 'bola de pelo intergaláctica', pero sé que esto le habrá traído problemas en el pasado y lo hará en el futuro.

A parte de eso es una persona reservada y muy profesional, algo que se agradece bastante. Siempre lleva consigo todo un arsenal que termina resultando increíblemente útil. 

Cuando estuve segura de que todos habíamos salido de la entrevista, les mandé un correó con una hora y la dirección de una cafetería cercana para discutir si era interesante contestar al trabajo o no y darles la información extra que yo poseía.

Llegó el momento y allí estaban Anna y Mark, Ramírez y Jericó, sentados en una mesa con una bebida delante de ellos y charlando. Anna contaba algo con energía a Ramírez mientras este asentía sin prestar mucha atención y de vez en cuando dejaba escapar un leve bostezo. Por el otro lado, Jericó miraba con ojo crítico a Mark mientras este se removía inquieto en el asiento, obviamente incómodo.

'Hora del rescate' pensé mientras emitía un difícilmente audible bufido y me acercaba a ellos.